Tan solo en México, la polémica cinta protagonizada por Karla Sofía Gascón tuvo un pobre desempeño en taquilla, recaudando apenas 460 mil dólares. A nivel mundial, la película registró una recaudación de apenas 15 millones de dólares, muy por debajo de su presupuesto de 27 millones, lo que representa una pérdida de 12 millones para la producción. Y ni siquiera hablemos de los enormes gastos de marketing.

Sin embargo, a pesar de este estrepitoso fracaso comercial, "Emilia Pérez" ha logrado ser reconocida con 13 nominaciones a los premios Oscar, así como otros galardones en los Globos de Oro y los BAFTA.

Incluso, el director Jacques Audiard y la actriz Karla Sofía Gascón recibieron una ovación de 10 minutos en el prestigioso Festival de Cannes. Y la cinta arrasó en los Globos de Oro, llevándose varios premios.

Pero, lejos de ser un triunfo, este éxito en premiaciones solo evidencia la desconexión entre la crítica especializada y la recepción del público, especialmente en las regiones más afectadas por el cuestionado retrato de México que hace la película.

Porque más allá de no recuperar la inversión, "Emilia Pérez" también se llevó entre las patas la credibilidad de varios premios y festivales, al premio obras que claramente no conectan con la audiencia.

En definitiva, este es un fracaso rotundo que refleja la gran brecha que existe entre la élite del cine y las preferencias del público común. Una paradoja que deja entrever las contradicciones y los sesgos que persisten en la industria cinematográfica.

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